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Consejos para una divertida búsqueda del tesoro en la naturaleza
Matthew L. Miller
Mi hijo se detuvo entre la maleza y señaló excitado. "Lagarto cornudo", gritó. "¡Es un lagarto cornudo!".
El lagarto estaba perfectamente camuflado en el suelo arenoso, pero aun así pudimos verlo bien. Un lagarto cornudo del desierto, se parece a un dinosaurio en miniatura con sus características protuberancias cornudas. A menudo y erróneamente llamado "sapo cornudo", este reptil había sido algo que mi hijo ansiaba conocer desde que vio un programa de naturaleza sobre ellos.
Le dije que podíamos intentarlo, pero que, en años de travesía por el desierto de la Gran Cuenca, sólo había visto un par.
Hoy hemos visto uno porque estábamos mirando. Y porque estábamos en una búsqueda del tesoro en la naturaleza.
A mi hijo le encantó tanto la idea de una búsqueda del tesoro que éste fue nuestro tercer día consecutivo embarcándonos en ellas. Poco después de empezar, quedó claro que sería algo más que un juego divertido. Mirábamos de cerca y constantemente, y así fuimos recompensados con avistamientos notables.
En un parque natural urbano, vimos amamantar a un cervatillo recién nacido. Caminando por un sendero en el cañón de un río, nos cruzamos con una serpiente de cascabel occidental, que traqueteaba ruidosamente. Pudimos observarla desde una distancia segura mientras se escabullía.
Mientras tanto, vimos a muchos excursionistas deambulando, ajenos a las maravillas de la vida salvaje que les rodeaba. Como sabe cualquier observador de aves o cazador, cuando miras con un propósito, ves mucho más. Puedes pasarte la vida vagando por la naturaleza, pero no encontrarás mucho sin detenerte a observar.
Eso es lo bonito de una búsqueda del tesoro. Es una actividad divertida para los niños, pero también les enseña a observar la naturaleza.
Una búsqueda del tesoro consiste simplemente en encontrar objetos de una lista predeterminada. Aunque la búsqueda del tesoro no tiene por qué tener que ver con la naturaleza, el reto de encontrar plantas y animales hace que la búsqueda sea más gratificante.
¿Quieres que tu búsqueda del tesoro en la naturaleza sea un éxito? Aquí te compartimos algunos consejos.
Haz una lista
Realiza una búsqueda rápida en Internet y encontrarás un número aparentemente infinito de selecciones de búsquedas del tesoro en la naturaleza. Muchas de las listas generales parecen orientadas a la caza del tesoro en los bosques de Estados Unidos. Pero vivas donde vivas, puedes utilizarlas como punto de partida y adaptarlas a tu propio hábitat, ya sea el jardín de tu casa, un parque urbano o una reserva natural local.
No lo pienses demasiado. Es importante que la lista incluya objetos que los niños puedan encontrar pronto (piedras, palos, hojas) para animarles a continuar la búsqueda. Una lista estándar podría incluir la búsqueda de una flor, una mariposa, una hormiga, una ardilla y un pájaro, además de retos más específicos en función del lugar donde se busque.
Puedes incluir comportamientos (haz que los niños encuentren un animal alimentándose o durmiendo) o características del paisaje (encuentra un ejemplo de erosión).
Si tus hijos son buenos buscadores, considera la posibilidad de añadir algunos animales más difíciles. Pero no hagas que la lista sea imposible: una búsqueda del tesoro con demasiados pumas y osos resulta desalentadora. Mezcla lo fácil con lo difícil, pero que factible de avistar.
Muchos parques nacionales, refugios y reservas naturales han creado sus propias búsquedas del tesoro, a menudo a cargo de naturalistas que conocen bien la zona. Esto puede ser una forma estupenda de explorar un parque nuevo.
También puede ayudarte a ver un lugar favorito de una forma nueva. Mi hijo hizo su búsqueda del tesoro en nuestra reserva local, el M.K. Nature Center de Boise, un lugar que hemos visitado muchas veces. Le dije que era poco probable que encontráramos un ciervo o una garza azul en este parque del centro de la ciudad. ¡Minutos después, encontramos ambos!
Considera un "objetivo" principal
Aunque una búsqueda del tesoro implica encontrar numerosos objetos, puede añadir emoción tener un objetivo principal para la búsqueda. El candidato ideal es una criatura común pero escurridiza. En el caso de mi hijo, era un lagarto cornudo. Pero podría ser un coyote, un castor o cualquier serpiente. O incluso algo más difícil de avistar, como un gato montés o un ciervo.
Basa este objetivo de búsqueda en los intereses y fascinaciones de tu hijo. Le añadirá emoción saber que puede ver algo especial. Si tus hijos sólo salieran a buscar un castor, podrían aburrirse rápidamente mientras esperan y observan. En una búsqueda del tesoro, están constantemente encontrando flores, libélulas y cangrejos de río, lo que les mantiene alerta. Te sorprenderá cuántas veces encuentras criaturas aparentemente imposibles de esta manera.
Las aves son clave
Siempre me ha gustado observar mamíferos, pero una vez más tengo que admitir que hay una razón por la que a tanta gente le gusta observar aves. Porque son fáciles de ver. Suelen ser coloridas y se pueden ver en cualquier sitio.
Esto también las hace ideales para las búsquedas del tesoro. Tu lista debe incluir al menos algunos amigos con plumas. Puede incluir categorías generales de aves (aves acuáticas, rapaces, pájaros cantores), especies abundantes (petirrojo, mirlo) y quizá algunas especialidades locales.
No te enfoques en la educación
Existe la tentación de convertir cualquier actividad en la naturaleza en una lección de educación ambiental.
Se supone que tiene que ser divertido. Convertirlo en un ejercicio de clase, para muchos niños (incluido el mío), lo hace menos divertido. Considéralo un juego. No hay que dar lecciones de física a los niños mientras juegan al pilla-pilla. No hace falta convertir la búsqueda del tesoro en una conferencia sobre el cambio climático.
Lo bueno de una búsqueda del tesoro es que no tendrás que hacerlo. Al cabo de poco tiempo, los niños aprenderán ciertas lecciones sólo con observar. Entenderán el hábitat (por qué hay animales en unos sitios y no en otros) y los hábitos (por qué la gran garza azul está quieta junto al estanque). Mi hijo ha hecho muchas preguntas sobre las características geológicas del suroeste de Idaho: ¿Cómo llegaron aquí las rocas de lava? ¿Siguen ardiendo? ¿Por qué esta roca tiene agujeros?
Siempre me recuerdo a mí mismo que incluso científicos de renombre como Jane Goodall y E.O. Wilson descubrieron su pasión jugando libremente en la naturaleza. No hace falta un plan de estudios. Da a los niños algo que encontrar y ellos descubrirán el resto.
La búsqueda es la propia recompensa
La primera vez que experimenté las búsquedas del tesoro en la naturaleza fue como Scout, y siempre era una competencia. Lo que más recuerdo es la búsqueda frenética y la decepción si no encontrabas todo lo que había en la lista.
Te animo a que renuncies a cualquier compencia y no des ningún premio por completar la lista. A los niños les gusta buscar. La emoción de la búsqueda es su propia recompensa.
Exigir que se completen todos los puntos de la lista lleva a engaños: ¿No podríamos contar esa ardilla como un visón? (Por cierto, es un ejemplo de la vida real). También lleva a concentrarse en marcar la lista en lugar de observar la naturaleza, lo que contradice el propósito.
El objetivo es encontrar tantos como puedas. Me atrevería a sugerir que tener algunas criaturas que no puedes encontrar aumenta la diversión. Esa es la realidad de las actividades basadas en la vida silvestre. No siempre encuentras lo que buscas. Y eso nos hace volver a continuar la búsqueda.
Mirar con un propósito
Mis amigos aficionados a las actividades al aire libre suelen comentar mi suerte a la hora de encontrar animales silvestres. No se trata tanto de suerte como el saber buscar. No es una habilidad que se pueda aprender como, por ejemplo, pescar o hacer una hoguera. Simplemente hay que dedicar tiempo a buscar.
Mucha gente dice que el desierto de la Gran Cuenca es monótono. Después de un par de búsquedas del tesoro, mi hijo sabe que no es así. Mientras otros recorren rápidamente los senderos y se preguntan dónde está la fauna, mi hijo busca lagartos cola de látigo, grillos mormones y líquenes.
La búsqueda del tesoro hace que tus hijos (y tu) busquen. Ahí fuera, en la naturaleza, pasan muchas cosas. Pienso en el fin de semana pasado, cuando un grupo de senderistas pasó junto a una serpiente de cascabel enroscada a pocos metros. Cuando se la señalamos, algunos nos miraron preguntándose: ¿Cómo han visto eso?
Mi hijo estaba allí con una lista y un portapapeles, una especie de pasaporte para explorar y ver el mundo oculto que nos rodeaba.
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