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Un festival para el futuro

En uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, un joven líder está empleando la educación como herramienta para el cambio.

Vista aérea mirando hacia un gran grupo de profesores y estudiantes sentados en un gran círculo en el suelo.
EL FESTIVAL DEL MAR Estudiantes participan en El Festival del Mar, evento diseñado por el externo Tomás Pinzón para generar conciencia sobre temas ambientales. © Juan David Pinillos
Tomás Pinzón se encuentra afuera frente a un gran cuerpo de agua.
Tomás Pinzón A través de su pasantía externa, Tomás Pinzón creó El Festival del Mar, un día de diversión y aprendizaje sobre temas relacionados con los océanos que se dirige a estudiantes locales de 4.º, 5.º y 8.º grado. En el programa y las actividades previstos por Tomás participaron unos 60 estudiantes. A lo largo del evento, se recurrió a diversos juegos para transmitir la importancia de tomar medidas para la conservación de los océanos. © Cortesía de Tomás Pinzón

El pillapilla. Las sillas musicales. El tú la llevas. Imagina estos clásicos juegos infantiles, pero aderezados con un toque de conservación. Ese es exactamente el tipo de herramientas educativas que Tomás Pinzón está desarrollando para abordar la contaminación por plásticos en algunos de los lugares con mayor biodiversidad y más amenazados de Colombia.

Como participante en un programa de liderazgo dinámico (enlace en inglés) de National Geographic Society y TNC, Tomás dedicó sus esfuerzos al estudio de la región del Chocó, en el oeste de Colombia, que se considera uno de los lugares más lluviosos y con mayor biodiversidad de todo el mundo. Esta zona es rica en pluviselvas, islas tropicales y manglares vírgenes, pero en la actualidad, las cantidades excesivas de plásticos marinos amenazan tanto los hábitats naturales como la vida silvestre.

Tomás estudió todos estos temas a lo largo del programa y, como parte de su proyecto final, presentó soluciones que incluían la divulgación y la educación. Posteriormente, en el verano de 2022, recibió fondos iniciales para dar vida a su visión en el remoto pueblo de El Valle, ubicado en el Chocó, unas 100 millas (161 kilómetros) al oeste de Medellín.

Amor por la naturaleza desde siempre

Tomás, que ha sido un gran amante de la naturaleza desde su infancia, llevaba mucho tiempo escuchando historias acerca de la belleza natural de la región. También había oído hablar del tráfico de drogas y la minería ilegal, que hacían que muchas personas declinasen visitar este lugar tan especial.

“Cuando alcancé cierta edad, decidí acudir a estos lugares desconocidos. Comprendí que si nosotros, los colombianos, no vamos a estas regiones, nunca conectaremos con ellas, y las cosas jamás mejorarán”, explica Tomás.

Para conocer estas partes remotas de Colombia y las culturas locales, comenzó a viajar por el país. Finalmente, desarrolló un negocio de ecoturismo y, aunque nunca había estado en la región, programó un viaje al Chocó para contemplar la migración de la sardina.

Quote: Tomás Pinzón

Para mí, esto fue literalmente un sueño hecho realidad. Fue desafiante, muy complicado a veces, pero siempre tuve la motivación necesaria para continuar afrontando los desafíos. Aprendí y crecí muchísimo gracias a esta experiencia.

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“Creé una experiencia para que la gente de Bogotá, principalmente, pudiera visitar y conectar con el Chocó, descubrir el bosque lluvioso y el océano y conocer este lugar remoto de Colombia”, afirma Tomás. “Una vez allí, pude ver que, en efecto, se trataba de un auténtico paraíso. La gente era increíble, la comida era deliciosa, el océano se mostraba en todo su esplendor, el bosque era exuberante y misterioso”, recuerda.

Sin embargo, había otras sorpresas.  

“También vimos los efectos de la presencia humana en la zona, que se traducían en problemas globales a gran escala. Para mí, fue muy impactante ver estas increíbles playas llenas de botellas de agua, pajitas, cochecitos y zapatillas Croc”, recuerda.

“Fue tal la impresión que cancelé una de las actividades grupales para que pudiéramos pasar un día limpiando la playa”.

Profundizar en los desafíos ambientales

Un programa de liderazgo innovador

La belleza del Chocó marcó a Tomás, aunque también lo hicieron los inmensos desafíos que amenazaban la región. Así que cuando varios meses después comenzó su pasantía externa y se le pidió que eligiera un tema marino para sus estudios, le vino a la mente de inmediato. Durante el transcurso del programa, Tomás aprendió más sobre la abundante biodiversidad de la región y cómo los innumerables problemas amenazaban tanto a la naturaleza como a las comunidades locales.

“Tras completar mi [proyecto final], observé que había tres cuestiones principales que estaban causando el problema de la contaminación por plásticos en El Valle”, dice. “Estas eran las corrientes oceánicas, la ausencia de infraestructura para la gestión de los residuos y la falta de conciencia y de medidas por parte de los miembros de la comunidad local”.

El programa de pasantía externa no solo anima a los participantes a aprender sobre temas ambientales, sino también a desarrollar soluciones que funcionen para las comunidades locales. Así, Tomás decidió centrarse en la falta de concienciación de la región y emplear la educación para activar la capacidad de actuación en los jóvenes.

“Tengo experiencia trabajando con niños y en actividades educativas al aire libre, y pensé que, en parte, los niños no eran muy activos en estos temas porque nadie les proporcionaba la información de un modo que les resultase atractivo”, explica.  

Quote: Tomás Pinzón

Estoy muy agradecido por la oportunidad que me ofreció esta pasantía externa y también por haber contado con un proyecto de financiación inicial, ya que esto transformó por completo mi forma de pensar y de actuar.

Promover el cambio a través de la educación

Con la financiación inicial que recibió, Tomás creó El Festival del Mar, un día de diversión y aprendizaje sobre temas relacionados con los océanos que se dirige a estudiantes locales de 4.º, 5.º y 8.º grado. En el programa y las actividades previstos por Tomás participaron unos 60 estudiantes. A lo largo del evento, se recurrió a diversos juegos para transmitir la importancia de tomar medidas para la conservación de los océanos.

“Un juego que creo que tuvo un enorme impacto y fue un gran éxito estaba relacionado con la sobrepesca y las prácticas pesqueras insostenibles”, afirma Tomás. “Era un juego del pillapilla algo cambiado: en él, los niños eran todos los peces del océano. Una persona era el pescador que "pillaría" el pescado. Hicimos rondas con un pescador, dos pescadores, cinco pescadores y diez pescadores. Y pudieron ver los efectos de tener poca pesca frente a la pesca intensiva en un solo lugar”.

Los estudiantes también participaron en una limpieza de playas y un proyecto artístico, realizando dibujos con carboncillo para expresar lo que el océano significaba para ellos. Además, Tomás reservó un tiempo para que escucharan a los líderes conservacionistas locales, que desempeñaron un papel fundamental en el festival.

“Viajar al Chocó desde Bogotá resultó muy difícil, por lo que hice muy buenos contactos y muy buenos aliados a nivel local. Estos fueron de gran ayuda, y creo que resultaron clave para el éxito del proyecto”.

El día concluyó con las reflexiones de cada participante sobre los siguientes pasos a tomar y la mirada de Tomás hacia el futuro.

“Creo que fue una hermosa forma de validar que la idea funcionó, y pienso que hay muchas comunidades costeras en Colombia y en todo el mundo que podrían beneficiarse de este tipo de educación. Por ello, ahora estoy centrado en tratar de mantener vivo este sueño y obtener más fondos para el proyecto”.