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El más reciente informe de la ONU sobre el clima: "En una encrucijada para el clima, cada fracción de grado importa ahora"

La parte final del ciclo del sexto Informe de Evaluación de IPCC muestra que no podemos dejar que el fatalismo ralentice la acción climática

Lecho de río agrietado con hue
Lecho de río agrietado con hue Lecho del río agrietado con huella animal // Con el cambio climático, el lecho del río se secó y se agrietó. © ZhuoWen Chen/TNC Photo Contest 2021

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Arlington, VA – Hoy, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó su más reciente informe climático en el que se condensan descubrimientos, sometidos a evaluación de pares, provenientes de 195 países en torno a megatendencias, efectos y soluciones. Basándose en los tres informes de este ciclo, la evidencia es clara: si bien hay un impulso que crece a nivel de políticas, corporaciones y comunidades, los peores escenarios aún seguirán existiendo si el mundo no acelera con urgencia las acciones para hacer frente a la crisis climática.

En comentarios sobre los contenidos de este informe, la Directora Ejecutiva de The Nature Conservancy, Jennifer Morris, expresó: 

“Si bien el tono de este informe no sorprenderá a nadie que haya leído los tres anteriores, el redoble es consistente: lentamente se está progresando, pero sigue siendo una gota en un balde en comparación con la escala de la emergencia. 

Para asegurar el futuro que las próximas generaciones se merecen —con sistemas alimentarios resilientes, abundante agua dulce, personas saludables y biodiversidad en recuperación—, el liderazgo del mundo tiene que ir más lejos y más rápido en el recorte de las emisiones a la vez que se aumenta la habilidad de las comunidades y las empresas de adaptarse a los efectos del cambio climático. 

El debate previo a este informe se enfocó en si todavía es realista la meta del Acuerdo de París de mantener los aumentos de temperatura globales promedio bien por debajo de +2°C sobre los niveles preindustriales, al tiempo que se hacen esfuerzos para limitar este aumento a +1,5°C. Desafortunadamente, el informe proyecta que las actuales políticas climáticas hacen que +2°C sea algo extremadamente probable este siglo, y que incluso podríamos cruzar la barrera de los +3°C para el año 2100. No podemos observar sin hacer nada.

Este informe subraya el hecho de que hemos entrado en una era en la que nuestras perspectivas ya no pueden cuantificarse en convenientes incrementos de +0.5°C, pero cada fracción de grado de calentamiento que podamos evitar llevará a un futuro menos peligroso y caro. La buena noticia: Sabemos lo que tenemos que hacer, y el mundo está empezando a invertir en la naturaleza, a hacer la transición hacia fuentes renovables de energía, a innovar en todas las industrias y a reconocer cada vez más la importancia del conocimiento indígena. Pero necesitamos más acción más rápido. 

Salvar la brecha entre la ambición del Acuerdo de París y la implementación real en el territorio de soluciones climáticas exigirá nuevas políticas y programas a mayor escala, para garantizar más flujo de financiamiento público y privado en la acción climática, cuyos costos a corto plazo son diminutos ante los beneficios a largo plazo. 

Es fácil perder la esperanza cuando informe tras informe nos hablan de tales consecuencias, pero yo puedo ver que podemos concretar un futuro más brillante. Hay indicadores alentadores: En los últimos diez años, el costo de la energía renovable se ha desplomado al tiempo que su eficiencia se ha catapultado, y el reconocimiento y la valoración del potencial aporte de la naturaleza a la mitigación climática viene creciendo con constancia. 

Podemos aprovechar este impulso de cinco maneras: 1) Alzando nuevas voces que ahora carecen de un lugar en la mesa de decisiones y asegurando que nuestras soluciones climáticas sean equitativas, justas e inclusivas; 2) descarbonizando rápidamente la industria energética y el transporte; 3) acelerando la reducción de los gases de efecto invernadero que ya están en la atmósfera mediante el poder de los bosques protegidos y restaurados y de otras soluciones climáticas naturales, como los humedales rehabilitados y la agricultura regenerativa a gran escala.; 4) mediante el urgente refuerzo de las iniciativas de adaptación, equipando nuestros sistemas, nuestras comunidades y nuestra infraestructura con la durabilidad requerida para un futuro menos predecible; y 5) aprovechando el nuevo Marco Mundial de la Biodiversidad de la ONU y el flamante Tratado de Altamar para impulsar el progreso contra la crisis interconectada de la pérdida de la naturaleza y continuando la elaboración de mecanismos innovadores de financiamiento capaces de atraer la inversión que se necesita para alimentar estos esfuerzos. 

El cambio climático no es una elección binaria en la que la humanidad aún controla el interruptor de encendido y apagado. Décadas de inacción y desinformación frente a la evidencia científica han dejado ese interruptor férreamente clavado en la posición de encendido, y cualquier otro dolo no vendrá sin consecuencias. 

Ahora no es momento para un falso optimismo, ni podemos permitirnos que el fatalismo frente nuestro progreso en la acción climática global. Es vital que persigamos la adaptación y la mitigación con igual vigor, especialmente para grupos con bajos ingresos y para economías en desarrollo que suelen estar más expuestas a los impactos del clima y sin embargo son las que menos han contribuido a causar los problemas que enfrenta. 

Mientras estamos al borde de un cambio potencialmente irreversible, este informe subraya la vital importancia de acelerar nuestros esfuerzos climáticos mientras todavía hay tiempo”.

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