La Guía de Acción por la Biodiversidad
No hay escasez de estrategias disponibles para crear un planeta positivo para la naturaleza ahora; nuestra guía descargable muestra cómo traducir la ambición en acción.
Estamos viviendo un capítulo decisivo en la historia de la vida en la Tierra. Solo en los últimos cincuenta años, las poblaciones de vertebrados han disminuido en un 68%. Hoy un tercio de las especies de agua dulce y marina se enfrentan a la extinción, mientras un sinnúmero de invertebrados podría desaparecer antes de entender la verdaderaimportancia que tienen para sus ecosistemas.
La humanidad ocupa una posición única en este clímax. Nuestras acciones de esta década podrían restaurar el equilibrio ecológico o bien desbalancearlo, lo que causaría que especies interdependientes dentro de los ecosistemas desaparezcan en efecto dominó, con resultados devastadores para el bienestar humano. A pesar de lo abrumador que suena, hay buenas noticias: Aún podemos cambiar el desenlace de esta historia.
Aún tenemos una oportunidad para salvar especies —y a nosotros mismos— si actuamos ahora.
Pero para embestir a las crisis interconectadas de pérdida de biodiversidad y cambio climático, necesitaremos repensar el modo en que hacemos las cosas. Indudablemente es un reto. Pero, como ya lo han demostrado conservacionistas, personas a cargo de elaboración de políticas e individuos comunes de todo el mundo, no es imposible. Aunque estuvimos por debajo de los objetivos de biodiversidad establecidos en 2010, nuestras sociedades protegieron con éxito el 17% de las tierras del mundo, ralentizaron la pérdida de bosques a nivel global y alzaron la voz más fuerte que nunca en favor de la naturaleza.
Esto es motivo de esperanza, pero la ciencia es clara: no es suficiente. La biodiversidad global sigue disminuyendo a una tasa alarmante, lo cual agrava el cambio climático. Mientras los gobiernos se preparan para establecer nuevos objetivos globales durante la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (COP15 del CDB), debemos hacer frente a los riesgos existenciales de la doble crisis planetaria con objetivos más ambiciosos para la protección, gestión y la restauración de la naturaleza.
Y la Tierra no puede permitirse más aire caliente: estos nuevos compromisos deben ser realizables y deben llevar a una conservación duradera, representativa y eficaz de nuestros hábitats. Debemos proteger estratégicamente el 30% de la naturaleza y mejorar el resto de esta década para evitar las peores consecuencias para la salud y el bienestar colectivo. La Guía de Acción por la Biodiversidad de The Nature Conservancy (TNC) presenta ejemplos concretos de cómo las naciones pueden hacer realidad sus compromisos en el marco del CDB, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y otros acuerdos globales. Como demuestran los casos de estudio, las herramientas y los recursos presentes en nuestra guía, es posible reemplazar prácticas destructivas con soluciones positivas para la naturaleza en diversos sectores del mundo ahora mismo. Y cuanto antes empecemos, más podremos salvar.
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Estrategias para lograr un planeta positivo para la naturaleza.
DescargarEl camino positivo para la naturaleza hacia 2030
Pensar más allá de parques y áreas protegidas.
A veces, preservar intactas las tierras y aguas es lo mejor para la naturaleza y las personas, como ejemplifica el nuevo sistema de parques nacionales chino, que ha sido una bendición tanto para las economías rurales como para la vida silvestre. Pero las estrategias conservacionistas pueden ser tan diferentes como los mismos paisajes terrestres y marinos del planeta.
En algunos lugares, se ha logrado una significativa protección de la biodiversidad, mientras que en otros incluso el 30% puede no ser suficiente. Y si bien necesitamos proteger y restaurar algunos sistemas naturales, también necesitamos planear para los casos intermedios, aquellos territorios en los que el desarrollo no se puede evitar. Eso puede llegar a significar considerar modos para mitigar o compensar el daño.
Sin embargo, la mayoría de los desarrollos nuevos no tienen que realizarse a gasto de la naturaleza. Por ejemplo, el equipo científico de TNC ha descubierto que podríamos exclusivamente utilizar tierras previamente degradadas para la infraestructura de energía limpia necesaria para dejar atrás los combustibles fósiles.
Necesitamos encontrar el equilibrio entre las áreas protegidas y las que se administran para la conservación a través de medios menos formales. Juntas, estas áreas pueden proporcionar la conectividad ecológica entre las áreas protegidas que se requerirá para salvar especies y hábitats. Planear el desarrollo —incluidas las inversiones en energía verde — para áreas con menos probabilidad de fragmentar el hábitat también hace que los esfuerzos proteccionistas tengan más probabilidades de éxito. El trabajo conjunto de la protección, la administración y la restauración puede permitirnos alcanzar ambiciosos objetivos de protección de la biodiversidad.
El resultado: Los objetivos de protección global pueden lograrse con un enfoqueintegral. Debemos invertir en la investigación científica y el planeamiento del espacio para informar las ubicaciones tanto de las áreas protegidas como de los proyectos de desarrollo.
Entérese cómo en el «Capítulo 5: Planeamiento y gestión espacial».
No excluir a las personas.
Hay quienes erróneamente creen que la naturaleza es todavía un lugar lejano y que la conservación solo existe para cercar terrenos «silvestres» como un tipo de compensación del desarrollo humano en otros lugares. Mientras tanto, los pueblos indígenas han protegido durante mucho tiempo sus tierras y aguas en reciprocidad con la naturaleza, a menudo guiados por profundas conexiones con el lugar, la cultura y los saberes.
Las comunidades indígenas administran colectivamente al menos un cuarto de las tierras del mundo, 17% de todo el carbono forestal y extensas franjas de hábitats de agua dulce y marina. Su cuidado y administración con frecuencia logran mayores resultados de conservación y sostienen más biodiversidad que las áreas protegidas por los gobiernos, y sin embargo, las comunidades siguen siendo privadas de los derechos a su tierra.
Como ha reconocido la IUCN, empoderar al liderazgo indígena —como una reciente medida de Canadá destinada a devolver un territorio de 6,5 millones de acres a la Primera Nación Łutsël K’é Dene— está entre los modos más seguros para garantizar la protección de la naturaleza. Durante generaciones, el colonialismo, la reubicación forzada, las fuertes presiones desarrollistas externas y la exclusión de las decisiones en torno a los recursos naturales han socavado el a los pueblos que son guardianes tradicionales de la Tierra, con resultados devastadores para sus comunidades y su hogar.
El resultado: Cuando se trabaja sobre la herencia de estos desafíos, una alianza auténtica con los pueblos indígenas y las comunidades locales puede conducirnos a un mundo en el que las personas y la naturaleza prosperan juntas, como lo han hecho durante milenios.
Entérese cómo en el «Capítulo 1: Formalización de los derechos de pueblos indígenas y comunidades locales»
Trabajar a la velocidad de la alianza.
Si bien responder con urgencia a la crisis de la pérdida de naturaleza es esencial, la velocidad no es el único requisito para una acción eficaz. Donde quienes elaboran políticas, las ONG y los grupos corporativos pueden tener una voz desproporcionada debe ponerse especial esfuerzo para amplificar las voces de las personas que están más cerca del suelo, las costas y los bosques en cuestión: quienes son granjeros, pescadores, las comunidades originarias y otras comunidades locales.
Ese empoderamiento es un imperativo moral, pero también es pragmático. Después de todo, ¿quién mejor para adaptar, defender e implementar esfuerzos conservacionistas efectivos y específicos que las personas que viven en el lugar y que dependen de él para su sustento diario?
Consolidar una alianza auténtica puede ser una de las únicas constantes necesarias para una conservación duradera, cuyas estrategias, como mencionamos antes, varían de lugar en lugar. En Kenia, por ejemplo, han formado más de 100 áreas de conservación comunitaria a lo largo de todo el país para compensar a los pueblos locales por su esfuerzo para proteger la fauna nativa. En Colombia, TNC se ha aliado con pequeños terratenientes locales para fomentar prácticas de agricultura regenerativa, lo que dio como resultado un aumento en la productividad agrícola y la biodiversidad regional. Las investigaciones demuestran que estas medidas conservacionistas basadas en áreas lideradas por las comunidades locales pueden reforzar protecciones más formales para los ecosistemas, lo cual hace que sea posible alcanzar objetivos más ambiciosos.
En Brasil, por ejemplo, a través de la gestión sostenible de productos forestales por parte de comunidades indígenas y tradicionales, se descubrió que la sociobioeconomía del estado de Pará en la Amazonía genera un valor equivalente al ganado, uno de los principales motores económicos del estado. Con incentivos, esta economía puede generar una renta de más de R$ 170 mil millones hasta 2040, ayudando a proteger el bosque en pie y toda la biodiversidad que sustenta.
En la región de los Apalaches de los Estados Unidos, TNC ha colaborado con organizaciones estatales y regionales para restaurar el hábitat y reintroducir con éxito poblaciones de alces que alguna vez fueron extirpados [insertar enlace de texto que salta a este estudio de caso]. Los animales de pastoreo cambian el ecosistema, sustentan a otras especies y crean oportunidades para que las comunidades desarrollen negocios de caza y turismo de vida silvestre; un enfoque que ejemplifica los objetivos de la gente y la naturaleza de la iniciativa America the Beautiful.
El resultado: La conservación duradera es una conservación deliberada, lo que significa involucrar y empoderar a las comunidades locales en cada etapa.
Entérese cómo en el «Capítulo 3: Amplificación del liderazgo comunitario».
Invertir en el futuro que deseas.
A pesar de que la sociedad depende de un planeta diverso, el valor de la naturaleza suele no estar reconocido en la economía global. TNC y grupos aliados estiman que se necesitarían USD 700 000 millones anuales para revertir la crisis de la biodiversidad y facilitar una transformación positiva para la naturaleza en todos los sectores. Es una cifra atemorizante hasta que se considera que representa menos del 1% del PIB global anual.
Aún más, simplemente reducir las inversiones públicas y privadas que son nocivas para la naturaleza y redirigirlas hacia prácticas beneficiosas podría cerrar casi la mitad de la brecha del financiamiento de la naturaleza. Sin embargo, tendremos que generar cientos de miles de millones por año en nuevos ingresos para ser verdaderamente eficaces, y gran parte de eso provendrá de innovaciones financieras.
Tomemos como ejemplo el seguro para arrecifes de coral. En 2019, el estado mexicano de Quintana Roo se unió a la Comisión de Parques Nacionales, grupos locales y TNC para comprar la primera póliza en el mundo, que permite que los equipos de respuesta rápida salten a la acción cuando las tormentas dañen los arrecifes de la región, cuyos hábitats son vitales para la economía, la seguridad y el sustento de las comunidades locales.
Después de comprometerse a proteger el 30% de sus aguas en 2012, la República de Seychelles trabajó junto a TNC para lanzar un nuevo mecanismo financiero pionero llamado Bonos Azules para la Conservación de los Océanos. En alianza con TNC, el gobierno estableció un nuevo modelo de restructuración de la deuda que otorgó el alivio y el ingreso que se necesitaba para afrontar la pérdida de las poblaciones de peces, adaptarse a los nuevos impactos climáticos y promover la «economía azul», así como lograr sus objetivos de protección en 2019.
El resultado: Si bien la filantropía y el financiamiento público durante mucho tiempo han sido esenciales para la conservación, la escala de la crisis que la naturaleza enfrenta hoy exige nuevas fuentes de financiamiento, así como también usar incentivos y gastos para dar forma a un futuro más sostenible. La restructuración de la deuda soberana puede ofrecer un medio de financiamiento directo para el trabajo conservacionista con el tiempo, mientras se apoya a las industrias basadas en la naturaleza que proporcionan oportunidad económica en el largo plazo.
Entérese cómo en el «Capítulo 2: Financiamiento para un futuro duradero» y el «Capítulo 4: Alivio y restructuración de la deuda»
Del compromiso a la acción
De la creciente lista de firmas en la Promesa de Líderes por la Naturaleza hasta el aumento de los movimientos comunitarios alrededor del mundo, estamos viviendo un alentador pico de ambición para hacer frente al cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. Pero la ambición ya no es suficiente: necesitamos acciones concretas para proteger la naturaleza ya, o será demasiado tarde. Este es el propósito de la Guía de Acción por la Biodiversidad: compartir estrategias para la conservación duradera que puedan implementarse a escala hoy. Porque es lo mínimo que nos exige el desafío que tenemos por delante.
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