Diez cosas que deberías saber sobre el Tratado de Altamar
Un camino para mejorar la gobernanza, la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad en alta mar.
En marzo de 2023, los gobiernos del mundo firmaron un nuevo tratado de las Naciones Unidas para la altamar. La altamar cubre una vasta área: dos tercios del océano y casi la mitad de la superficie del planeta. Hasta la fecha, estas lejanas extensiones habían estado mayormente fuera de nuestros pensamientos. Sin embargo, este nuevo tratado aborda muchas de las brechas de gobernanza que antes asolaban el océano y establece formas más claras de conservar y usar en forma sostenible la biodiversidad en altamar.
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SuscríbeteEl nombre técnico de este tratado es "acuerdo bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sobre la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional" (BBNJ). Y, como muchos tratados en torno al patrimonio común mundial, es complicado. De hecho, tomó casi dos décadas de discusiones, incluidos cinco años de negociaciones.
Ahora, el tratado debe ser "ratificado", lo que básicamente significa que las naciones prestan consentimiento formal a la nueva ley internacional y garantizan que sus leyes nacionales sean congruentes con ella. Para que el tratado de altamar entre en vigor, se necesita que por lo menos 60 países lo ratifiquen. A continuación, te contamos diez cambios que podríamos ver cuando eso suceda.
1. La potencial expansión de la red de áreas marinas protegidas en altamar
El nuevo acuerdo da a los estados del mundo poderes que antes no existían para establecer áreas marinas protegidas (AMP) en altamar. Esto quiere decir que un estado o un grupo de estados pueden presentar una propuesta de AMP. El acuerdo presenta información esencial que tendrá que incluirse en esa propuesta, como límites geográficos del área por protegerse, las amenazas que sufre y un borrador del plan de administración con las medidas previstas. El texto también brinda pautas para la implementación, el monitoreo y la revisión de las AMP establecidas.
2. Un camino para lograr el 30x30 para el océano
Si bien el acuerdo en sí no fija objetivos de protección, en última instancia sí proporciona un camino legal para establecer AMP en altamar que antes no existía en muchas partes. Esto contribuirá a asegurar que por lo menos el 30% del océano esté eficazmente conservado y administrado mediante sistemas ecológicamente representativos, bien conectados y equitativo gobernados de áreas protegidas, y otras medidas eficaces relacionadas para 2030. Este es un camino para alcanzar el objetivo de 30x30 acordado en la reunión del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) del año pasado.
3. Equidad al compartir los beneficios del uso de los recursos genéticos marinos
El tratado incluye el principio de equidadad y de compartición justa y equitativa de los beneficios provenientes del uso de recursos genéticos marinos (RGM) que se derivan de las especies encontradas en altamar. Estos recursos podrían usarse en la elaboración de medicamentos y cosméticos. El tratado dispone obligaciones para compartir los beneficios monetarios y no monetarios provenientes del uso de los recursos genéticos. En lo que concierne a los beneficios monetarios, se estableció un mecanismo financiero para administrar los futuros flujos de fondos. Una vez que el acuerdo entre en vigor, los estados desarrollados tienen la obligación de pagar una tarifa plana para el mecanismo.
4. Un marco para las evaluaciones de impacto ambiental (EIA)
El acuerdo incluye la obligación de llevar a cabo evaluaciones de impacto ambiental para las actividades que potencialmente pueden tener impacto sobre la altamar, que se aplicarán a actividades nuevas como la geoingeniería. Los estados también se han comprometido a desarrollar nuevos estándares y pautas para las EIA. Además, el acuerdo incluye un nuevo umbral de impacto para el proceso de escrutinio, lo que significa que ahora más actividades estarán sujetas a por lo menos algún tipo de evaluación.
5. Conexiones con otros organismos de administración oceánic
Si bien algunas actividades en altamar, como la pesca, la minería en el fondo del mar y el transporte de carga, seguirán estando reguladas por los organismos existentes, los países que son miembros del nuevo tratado tendrán la obligación de promover el nuevo marco de EIA y los nuevos estándares al interior de esas entidades. Esta obligación de colaborar con los organismos existentes también se aplica a otras partes del acuerdo para garantizar una buena coordinación y cooperación.
6. Dinero sobre la mesa
El acuerdo incluye la obligación de elaborar un "objetivo de movilización de recursos" para 2030; es decir, un fondo para dotar de recursos el trabajo. El mecanismo financiero del acuerdo tiene tres componentes: un fondo fideicomisario voluntario para apoyar a representantes de estados en desarrollo para que puedan participar en las reuniones del acuerdo; un fondo especial para recibir fondos para la parte del acuerdo relacionada con los recursos genéticos marinos (ver el punto 3); y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
7. Una Conferencia de las Partes (COP), como las que hay para el clima y para la diversidad
La COP, que actúa como el órgano de decisiones del tratado, asumirá el trabajo por delante y funcionará también como una plataforma para trabajar con las autoridades existentes que regulan la pesca, el transporte de carga y la minería.
8. Toma de decisiones claras
En caso de que no se llegue a un consenso en torno a los asuntos relacionados con la altamar discutidos por los miembros del tratado, este permite que se tomen decisiones por mayoría. Esto contribuye a evitar que unos pocos países puedan bloquear la acción acordada por la vasta mayoría.
9. Acción rápida en emergencias
El tratado nos permitirá responder con mayor rapidez a los desastres, tanto naturales como causados por los seres humanos.
10. Próximos pasos para la implementación
Lo más importante ahora es que todos los países que forman parte de la ONU adopten el tratado y lo ratifiquen. Se espera que el tratado entre en vigor durante la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que tendrá lugar en junio de 2025 en Niza, Francia.