De las temperaturas récord a los puntos de inflexión: una brecha cada vez menor
El aumento de las temperaturas afecta ya a millones de personas en todo el mundo y sus consecuencias son graves también para la naturaleza.
por Edenise García, Directora Científica de TNC Brasil
El verano meteorológico del hemisferio norte de 2023 ha quedado marcado en los registros climáticos como el período más candente experimentado por nuestro planeta desde que se comenzaron a registrar temperaturas a nivel mundial en 1880. Este impactante hallazgo surge de un exhaustivo análisis llevado a cabo por un destacado equipo de científicos afiliados al Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS, por sus siglas en inglés) de la NASA, con sede en Nueva York. Durante los meses de junio, julio y agosto, la temperatura media sobrepasó en 0.23 °C cualquier otro verano documentado por la NASA, y resultó ser asombrosamente 1.2 °C más elevada que la media estival comprendida entre 1951 y 1980. De igual manera, agosto sobresalió por su singular calidez, superando en 1.2 °C la temperatura promedio.
¿A qué se deben estas temperaturas extremas? Sin duda, su causa es la combinación de dos factores, por una parte, el regreso del fenómeno meteorológico El Niño y, por otra, el calentamiento global causado por las excesivas emisiones de gases de efecto invernadero.
Cada tres a siete años, durante El Niño, los vientos alisios disminuyen sobre el Océano Pacífico tropical, permitiendo que las aguas más cálidas se desplacen hacia el este a través del Pacífico ecuatorial. Esto provoca que algunas regiones del planeta se calienten más de lo normal. Si al efecto de El Niño se añade una atmósfera más cálida debido a la acción humana, el resultado son olas de calor, incendios forestales, inundaciones o ciclones tropicales exacerbados, entre otros fenómenos extremos.
El calor de este verano en el hemisferio norte ya ha afectado a millones de personas. En Europa y América del Norte las temperaturas en julio fueron, respectivamente, 2 °C y 2,5 °C superiores a los niveles medios. Este aumento de temperatura sería prácticamente imposible sin la influencia del cambio climático inducido por el hombre. En Canadá, la ola de calor provocó que la temporada de incendios forestales empezara muy pronto y fuera más larga y grave. Los incendios generaron episodios de humo intenso en varias regiones del país y más allá, llegando incluso a la ciudad de Nueva York, a casi 2.000 kilómetros de los focos. En Corea del Sur, decenas de personas perdieron la vida en inundaciones y corrimientos de tierra. China sufrió otra ola de calor abrasador menos de dos semanas después de que las temperaturas batieran récords en Pekín. El calor extremo en India se ha relacionado con muertes en algunas de sus regiones más pobres. México, el Reino Unido, Italia y Grecia y sus poblaciones también se han visto gravemente afectados.
Pero no solo las personas están sufriendo los efectos del calor excesivo. Las aguas de la costa sur de Florida alcanzaron los 38,38 °C, un nuevo récord mundial. A estas temperaturas, los ecosistemas coralinos sufren blanqueamiento, lo que los expone a enfermedades y a la muerte. Además, las altas temperaturas del agua favorecen la proliferación de algas tóxicas que pueden disminuir la concentración de oxígeno y provocar la muerte masiva de peces.
En el hemisferio sur, donde aún es invierno, la situación es más tranquila por el momento, pero ya se prevén posibles impactos de la combinación El Niño/cambio climático, entre ellos probablemente incendios forestales sin precedentes en Australia de aquí a diciembre, así como graves sequías en América del Sur y en el sur de África.
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Según los científicos que estudian los puntos de inflexión, los fenómenos de amplificación de la temperatura observados hoy en día se acercan al punto de inflexión climático. Este punto representa un umbral crítico que, cuando se supera, provoca cambios importantes y a menudo irreversibles en el sistema climático, que pueden afectar al equilibrio de los sistemas naturales y desencadenar, a su vez, puntos de inflexión ecológicos. Con el aumento de las temperaturas, las capas de hielo polares, la circulación del océano Atlántico, los bosques tropicales y boreales y los arrecifes de coral corren el riesgo de derrumbarse y contribuir al calentamiento de la Tierra, es decir, los puntos de inflexión se retroalimentarán entre sí. Además de las temperaturas extremas, otros factores de estrés podrían contribuir a que los puntos de inflexión ecológicos se produjeran mucho antes de lo previsto.
En el caso de la Amazonia, por ejemplo, el aumento de la temperatura media puede afectar directamente al ciclo hidrológico, intensificar los impactos de la deforestación y generar períodos más largos de sequía. Todo esto llevaría a que los incendios forestales sean más extensos y feroces. Además de la deforestación y los incendios, otros factores de estrés, como el pastoreo excesivo y la degradación del suelo, la expansión de la agricultura y el uso de insumos agrícolas nitrogenados, contribuyen a la liberación de metano, compuestos nitrogenados y CO2. En la atmósfera, estos gases de efecto invernadero hacen que el clima sea más cálido y seco y aceleran la pérdida de bosques en un círculo vicioso. Para colmo, se espera que El Niño de este año reproduzca la catastrófica temporada de incendios en la Amazonia de 2016–2017, el período del último El Niño, cuando se registraron los incendios más intensos jamás vistos en la región.
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Una reunión celebrada en julio en la India, en la que participaron las naciones más ricas del mundo, terminó sin un compromiso para reducir gradualmente el uso de combustibles fósiles o aumentar el desarrollo de energías renovables. Antes de eso, durante diez días del pasado mes de junio en Bonn (Alemania), los negociadores de casi 200 países intentaron sin éxito cerrar la agenda provisional de la COP28, que tendrá lugar en Dubái a finales de año. Aunque todos los signatarios de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra el Cambio Climático están de acuerdo en que es necesaria una transición energética, las negociaciones quedaron paralizadas por desacuerdos sobre el financiamiento de la lucha contra el cambio climático.
Estos resultados podrían repetirse durante la COP28 y poner en peligro los principales objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a solo 1,5 °C y evitar que la temperatura media mundial aumente más de 2 °C por encima de los niveles preindustriales a finales de siglo. Sin acuerdo, o sin su cumplimiento, el planeta seguirá calentándose y es probable que supere los 1,5 °C a corto plazo. Así, la “muestra” de calor récord que se experimenta actualmente en el hemisferio norte se extenderá a todo el mundo y podría convertirse en la nueva temperatura normal.
Actualización del artículo publicado originalmente en Galileu.com; 4 de agosto de 2023 Ver original
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