Proporcionar agua y alimentos de forma sostenible
Después de la Gran Sequía
La sequía de 14 años en Australia—la peor en la historia de la nación—desató un nuevo mercado para que los agricultores compren y vendan agua, y ayuden a regresar una porción a la naturaleza.
Por Julian Smith, Escritor Independiente | Verano 2017
En el borde del despoblado sureste de Australia, casi 600 millas al oeste de Sydney, tres docenas de personas vinieron juntas en abril del 2016 para una inusual ceremonia. Representantes de grupos indígenas, agricultores, el gobierno local, The Nature Conservancy y otras organizaciones se reunieron en la sombra moteada de los eucaliptos rojos y negros a lo largo del arroyo Frenchman's, un afluente del río Murray, el río más largo de Australia. Las cotorras de Kramer australianas y las cacatúas galeritas graznaban entre las ramas cubiertas de muérdago. Hojas secas crujían bajo los pies entre trozos de excremento de canguro.
Dejando las apariencias de lado, el polvoso terreno fue, de hecho, un humedal inactivo que no había visto una buena lluvia en media década. Añadiendo agua el ecosistema volvería a la vida, como lo ha hecho incontables veces con anterioridad en respuesta a las lluvias estacionales. Sin embargo, en años recientes, el ciclo natural de inundaciones ha cambiado dramáticamente ha medida que se construyeron grandes embalses para capturar la escorrentía para la agricultura. Ahora, a menudo parece que no hay suficiente agua para todos, un conflicto que resuena en todo el mundo.
La reunión de abril fue parte de un proyecto piloto innovador por TNC y socios locales para ayudar a restaurar humedales y, al mismo tiempo, beneficiar a los agricultores locales que necesitan irrigar sus cultivos. Si funcionaba, es posible que la organización haya encontrado una herramienta para balancear las necesidades de agua de los humedales con las de las tierras agrícolas.
El “Tío Rex” Smith, cuya comunidad indígena Maraura clama tener propiedad ancestral de esta tierra, le dio una bienvenida tradicional al grupo. Luego, él y un oficial de la Commonwealth Environmental Water Office abrieron un sifón de una tubería larga y negra que emergía del arroyo. El agua de color marrón verdoso se derramó por la boca abierta de la tubería y se deslizó por el suelo.
El río Darling se une al Murray a 45 millas río arriba del encuentro. Sus cuencas combinadas cubren casi 400,000 millas cuadradas del sureste de Australia, o cerca del 14 por ciento del país. Es el equivalente de la cuenca Mississipi para producción agrícola, pero con los problemas de sequía del río Colorado—una canasta de alimentos a escala nacional bajo gran demanda de riego.
La cuenca Murray-Darling sustenta casi dos tercios de las tierras agrícolas irrigadas de Australia, las cuales cultivan de todo, desde algodón y cereales hasta ganado y uvas para vino. Aún así, la cuenca obtiene un promedio de sólo 18 pulgadas de precipitación por año, lo que le da una de las tasas de flujo más bajas de cualquier sistema fluvial de su tamaño en el mundo. (El Amazonas transporta 725 veces más agua y el Ganges-Brahmaputra 95 veces más.) Las especies nativas aquí se han adaptado a un ciclo de agua de auge y caída. Durante los periodos húmedos estacionales, los ríos se desbordan sobre los humedales de la llanura aluvial, los cuales florecen con vegetación y se llenan de peces y aves migratorias. En tiempo de sequía, el cual puede durar una década o más, la vegetación se torna marrón y latente, y muchos animales van a otro lugar o cavan en el lodo y esperan la próxima temporada de lluvias.
Ese ciclo de inundaciones cambió drásticamente durante el siglo XX a medida que grandes embalses fueron construidos para capturar la escorrentía para el sector agrícola. Hoy en día, la irrigación reclama hasta el 90 por ciento del agua extraída de la cuenca, dejando muy poco para las inundaciones críticas estacionales. Más de 30,000 humedales de llanuras pluviales—tanto en propiedades públicas como privadas, incluyendo las tierras del patrimonio cultural aborigen—se encuentran estresados con la situación actual.
El desequilibrio llegó a un punto crítico durante la llamada Gran Sequía, o Sequía del Milenio, la cual empezó a mitad de la década de 1990. Durante este periodo, se secaron los ríos, los embalses se redujeron, los árboles centenarios murieron, y los agricultores observaron cómo sus cultivos se marchitaban y morían. La sequía de 14 años fue la peor registrada en la historia de Australia, y en su apogeo, el gobierno creó la Autoridad de la Cuenca Murray-Daring para gestionar los limitados recursos hídricos y establecer un mercado abierto donde los agricultores pudieran comprar y vender sus derechos de agua.
“Los mercados de agua dan a los agricultores la flexibilidad de usar sus derechos de agua como cualquier otro activo de sus operaciones, como el combustible, fertilizantes y semillas, que se pueden comprar y vender en los momentos apropiados", dice Rich Gilmore, quien dirige el programa de TNC en Australia. Los mercados están empezando a aparecer en todo el mundo. Por ejemplo, el acuífero Edwards de Texas y la cuenca del Río Colorado del norte, ambos tienen mercados de agua emergentes.
Aún así, el mercado aquí dejó a los agricultores, conservacionistas y grupos aborígenes en desacuerdo por un suministro de agua limitado. "La Cuenca Murray-Darling es el elemento vital de muchos agricultores australianos, pero sus humedales también son hogar para la vida salvaje en peligro de extinción", dice Gilmore. "El problema es que no siempre hay suficiente agua para ambos. Nos hemos preguntado, ¿sería posible equilibrar mejor las necesidades de agua de las personas y la naturaleza cuando compiten entre sí, o incluso crear un sistema en el cual esa competencia sea disminuida en primer lugar?"
En 2015, TNC y sus socios lanzaron el Fondo de Agua Equilibrada de la Cuenca Murray Darling para resolver el problema. Es el primer fondo de inversión de impacto del mundo en comprar y vender derechos de agua con el objetivo de restaurar humedales importantes. Con el apoyo del Equipo de Trabajo para los Humedales Murray Darling y una compañía de inversión australiana, la asociación tiene como objetivo ayudar a todas las partes interesadas a beneficiarse del uso sostenible del agua. Integrantes del equipo de trabajo—científicos, terratenientes, profesionales en finanzas y conservacionistas—han colaborado por más de dos décadas para mejorar y conservar los humedales degradados.
En la creación del fondo, Gilmore y su equipo consultaron con NatureVest, la unidad de inversión en conservación de TNC, la cual brindó su experiencia para desarrollar la estructura del fondo y coordinar con Kilter Rural, la firma australiana independiente para la administración de activos que creó y administra la herramienta de inversión. En el sentido más simple, los inversionistas privados compran derechos de agua transferibles que pueden alquilarse o venderse a los irrigadores de toda la cuenca. La clave, dice Gilmore, es cómo el acuerdo convierte las fluctuaciones climáticas de ser una amenaza a una oportunidad.
“Por coincidencia oportuna, [a menudo] el mejor momento para regar un humedal es cuando está húmedo, y el mejor momento para regar un cultivo es cuando está seco", dice él. Entonces, cuando el agua escasea y la demanda es alta, el fondo alquila más a los agricultores, es decir, los cultivos obtienen agua y los inversionistas hacen dinero. Cuando el agua es abundante y la demanda es baja, la mayor parte se dirige a los humedales, restaurando el ritmo perdido de inundaciones y sequías. El resultado: una agricultura y unos humedales saludables. "Funciona porque [estos] humedales han evolucionado para hacer frente a los periodos secos", añade Gilmore. "No han evolucionado para perderse las inundaciones".
Aunque la inversión ecológica no es una idea nueva, este es el primer dólar de inversión, de acuerdo con Gilmore. Australia era el lugar lógico para probarlo, ya que tiene el mercado de agua más grande y mejor regulado. "Hay un escepticismo comprensible acerca de que un grupo de conservación esté involucrado en el mercado del agua", dice Gilmore, en parte porque resulta en quitarle agua a los irrigadores. Añade que TNC ha tratado de ser muy respetuoso con la diversidad de puntos de vista respecto a los mercados del agua.
"Es fácil llevarse bien con los irrigadores, en general", dice Howard Jones, presidente del Grupo de Trabajo de Humedales Murray Darling. "Entienden que se necesita un ambiente saludable para mantener un buen estilo de vida, incluido el suyo propio".
Parte del desafío era conseguir que los inversionistas se acostumbraran a la idea del agua misma como un activo, y convencerlos de que los beneficios se extendían a apoyar la participación indígena y las comunidades de riego resilientes, dice Gilmore. Cuando el fondo se abrió a los inversores australianos, el dinero fluyó rápidamente. El fondo recaudó AUD 27 millones con una meta inicial de AUD 25 millones en su mayoría de fideicomisos familiares, fundaciones y otras entidades dispuestas a probar un nuevo tipo de inversión. TNC puso AUD 5 millones propios como muestra de fe.
“Tenemos que superar la idea de que la política del agua tiene que ser una elección entre las personas y la naturaleza", dice Gilmore. "Creemos que no sólo es inútil, sino innecesario. Usted puede tener múltiples usos del agua y hacer que esos usos sean sostenibles".
Los agricultores ya están viendo beneficios del fondo. Un productor de frutas secas orgánicas en Victoria vendió los derechos de agua al fondo y utilizó los ingresos para expandir su negocio. Arrendará agua del fondo durante los próximos 10 años, dándole una mejor seguridad de precios en comparación con las fluctuaciones del mercado anual. Los AUD 27 millones iniciales han permitido al fondo a asegurar más de 2,000 millones de galones de agua hasta la fecha.
En el arroyo Frenchmans, el tío Rex se sentó en un tronco caído y observó el agua fluir desde la tubería. Detrás de él, un antiguo eucalipto tenía una cicatriz vertical profunda donde tiempo atrás—tal vez uno de sus ancestros—desprendió una sección de la corteza para hacer una canoa. "Este es el país de mi madre", dice él. "Durante años, mi familia ha peleado por esto. Ha pasado mucho tiempo. Es bueno verlo".
El evento de riego en el arroyo Frenchmans—el cual contó con el apoyo del Consejo de Administración Tar-Ru Lands—fue el primero en ser apoyado por el fondo. Después de media hora, el agua había formado un estanque poco profundo cuyas orillas lentamente se deslizaban entre los árboles, y el olor a eucalipto flotaba en la brisa.
Jones ha cultivado uvas para vino en esta zona por décadas. "Esto es significativo para mí", dice él. "Lo veo como el primer paso en un largo camino, reintroducir agua donde antes había abundancia". Él no es el único del grupo cuyos ojos se nublan al ver dos años de trabajo y negociaciones dar fruto. "Tantos socios uniéndose, eso es lo hermoso de esto", dice.
Durante seis semanas, los sifones extrajeron agua del arroyo Frenchmans, inundando casi un cuarto de milla cuadrada con más de 250 millones de galones de agua provistos por Commonwealth Evironmental Water Holder. La modelación geoespacial predice que los beneficios ambientales se extenderán aún más, hasta tres millas cuadradas.
Para rastrear los efectos ecológicos, cuatro jóvenes indígenas están aprendiendo técnicas de monitoreo para ayudar a medir el éxito de los esfuerzos de restauración. Debido a que el gobierno estatal de Nueva Gales del Sur ha empezado a devolver terrenos a las comunidades indígenas, asociarse con estas comunidades ha sido una prioridad para el fondo, dice Gilmore. Muchos de los humedales seleccionados se encuentran en tierras aborígenes importantes culturalmente, y las comunidades se han involucrado en decidir qué lugares deben ser una prioridad para restaurar. Junto con las pasantías para jóvenes, el monitoreo también incluye cámaras de lapso de tiempo, drones y de sensor de movimiento, y monitoreos bioacústicos para registrar qué especies regresan.
El objetivo a largo plazo del fondo es imitar el ciclo natural de inundaciones durante la siguiente década e incrementar considerablemente el área regada. En el aspecto financiero, Gilmore espera que el programa demuestre que "incluso si no te importa el ambiente, el fondo de agua es una buena inversión". Después de tres meses, ciertamente una ventana corta, los rendimientos anuales se ubicaron en el 7.7 por ciento, comparado con el objetivo de 5 al 8 por ciento—un comienzo prometedor.
Cuanto más grande sea el fondo, más probable será que los inversionistas institucionales convencionales estén interesados, dice Gilmore. Los modelos financieros sugieren que AUD 100 millones permitirían rendimientos a la par con las inversiones tradicionales sin impacto. Eso ayudaría a comprar más de 10,500 millones de galones de derechos de agua—cerca del 20 por ciento se usaría para regar humedales.
“Estoy orgulloso de que podamos liderar al mundo en algo como esto", dice Gilmore. "El agua es un asunto fundamental para los medios de vida y el bienestar de las personas".
"Esperamos que esto se convierta en un ejemplo para otras partes del mundo con escasez de agua como la que ha enfrentado Australia", dice Giulio Boccaletti, director general global de los programas de agua dulce en TNC. Tanto Chile como México tienen mercados de agua en funcionamiento, y China está planeando en establecer su propia plataforma de transacciones. Australia se destaca como un ejemplo sobre cómo estos mercados pueden usarse para la conservación. Los Estados Unidos del oeste están observando de cerca para ver si el experimento en Australia funciona, dice Taylor Hawes, director del programa del río Colorado en TNC, quien forma parte del comité asesor del fondo.
Pero en el arroyo Frenchmans los resultados fueron obvios y casi inmediatos: dos especies de rana aparecieron de inmediato, aparentemente de la nada, para aprovechar el inesperado diluvio. Y en las semanas siguientes, el número de especies de aves vistas aumentó más del doble y el número de aves individuales aumentó un 250 por ciento—todas atraídas por la misma razón. Apareció nueva vegetación en semanas, y las especies de plantas acuáticas aumentó casi diez veces. Si el fondo funciona según lo planeado, este renacimiento será el primero de muchos.