Corazón de los Apalaches
TNC tiene un plan para salvaguardar la biodiversidad en cara del cambio climático, y comienza protegiendo 253,000 acres del bosque central de los Apalaches.
Por Jon Elliston, Periodista Freelance
Cuando visitantes escalan hasta la plataforma-observatorio del Pinacle Overlook en el Parque Histórico Nacional Cumberland Gap para ver los valles de abajo, están parados casi en el punto donde las fronteras de Virginia, Tennessee y Kentucky se encuentra. Lo que puede no ser obvio desde este lugar es que el paisaje agreste de los ondulantes bosques de los Apalaches fue una vez una encrucijada bulliciosa de industria y cultura que ayudó a dar forma a gran parte del este de los Estados Unidos.
El homónimo Cumberland Gap (un quiebre bajo en las Montañas centrales de los Apalaches) solía ser una ruta muy transitada para que los Nativo Americanos y luego los primeros colonos de ascendencia Europea se movieran de este a oeste por el área. (Daniel Boone guió un equipo a través de ese quiebre para establecerse en Kentucky.) Cuando el ferrocarril llegó a finales del siglo XVIII, los bosques de aquí suministraron la madera que construyó muchos pueblos y casas del este, y las montañas fueron minadas para extraer carbón que disparó la Revolución Industrial.
Hoy, esas industrias de extracción funcionan a una fracción de lo que solían funcionar. El paisaje tiene sus cicatrices en forma de sitios mineros cerrados, viejos caminos de tala y una economía que se ha marchitado junto a esas industrias.
A pesar de la larga sombra de la historia aquí, cuando Will Bowling, director del Proyecto de los Apalaches Centrales de The Nature Conservancy en Kentuchy, mira hacia abajo desde Pinnacle Overlook, ve las cosas de manera muy diferente: ve un futuro. Eso es porque Bowling está ayudando a impulsar uno de los esfuerzos más ambiciosos de TNC hasta la fecha, un proyecto que no solo protegerá uno de los corredores de vida salvaje más críticos de los estados del este, sino también podría ayudar a diversificar la abatida economía en el corazón de la tierra del carbón.
El marco para esta visión tomó forma a inicios de este año, cuando TNC creó un fondo de inversión para comprar propiedades con un total de 253,000 acres, algunas con historia en la industria del carbón y madera. Las grandes parcelas cubren área del Cumberland Gap en los tres estados: Kentucky, Virginia y Tennessee. Es una de las adquisiciones de tierra más grandes de TNC en los Estados Unidos de América.
Bowling dice, "es bastante difícil concentrarse en la amplitud de la propiedad, pero es una escala lo suficientemente grande como para que podamos mover la aguja para asegurarnos de que tenemos un paisaje funcional ahora, en unos cien años, y más allá".
A pesar de más de 150 años talando y minando, los Apalaches centrales gozan de uno de los niveles más altos de biodiversidad en el este de los Estados Unidos de América. La compra ayudará a proteger raras poblaciones de salamandras, mejillones de agua dulce, alces y otras especies en peligro. Tal vez más importante, la región ha sido identificada como un corredor crítico de sur-a-norte que científicos esperan que permitirá el movimiento de especies a medida que el clima continúa calentándose.
La primera de las dos adquisiciones fue la propiedad el Ataya, 100,000 acres en la frontera entre Kentucky y Tennessee adquirida en abril. Está principalmente compuesto por antiguos y actuales bosques de tala y minas de carbón. La segunda compra fue la propiedad Highlands-Lonesome Pine de 153,000 acres en el suroeste de Virginia, adquirida en julio. Es igual de extenso pero luce como queso Suizo en el mapa porque uno de sus dueños anteriores (una compañía de carbón) ensambló la propiedad comprando muchas parcelas individuales en el transcurso de un largo periodo de tiempo.
Comprar una propiedad tan grande requiere de mucho dinero, y en este caso muchos de los fondos vinieron de una fuente relativamente nueva: inversión de impacto, que aprovecha capital de inversión privada para apoyar proyectos de conservación que tienen potencial de obtener ganancias.
El plan es tratar las propiedades de Cumberland un poco como una casa que necesita reparaciones. En la siguiente década, TNC comenzará a restaurar los bosques. Donde corresponda, implementará operaciones de tala sustentable certificadas por el Forest Stewardship Council para generar ingresos a través de la silvicultura sustentable. Las propiedades también están inscritas en el mercado de compensación de carbono de California, el cual permite al proyecto generar ingresos (incluso si no se cortan árboles) al reconocer el valor del carbono almacenado en el bosque. Mientras tanto, algunas propiedades ya venían con contratos de acceso a la caza y pesca local. Y hay planes para hacer otras áreas disponibles para uso de proveedores locales en la creciente industria de recreación al aire libre.
Todas estas actividades usarán contratistas locales y apoyarán empleos verdes para la economía local. Bowling dice, "se trata sobre encontrar ese nexo entre proporcionar conservación mientras se mantienen las relaciones humanas con las propiedades", añadiendo que el plan no es dejar a las personas fuera de la tierra, sino probar que la conservación puede ser un impulsor económico.
Aproximadamente una década más adelante, el proyecto apunta a vender la tierra revitalizada a nuevos dueños privados y públicos. El proyecto busca imponer restricciones a la mayor parte de la propiedad como sea posible para asegurar que la gestión sustentable continúe. Inmediatamente que TNC completara las adquisiciones del Proyecto Forestal Cumberland, el Gobernador de Virginia, Ralph Northam, anunció en agosto que la servidumbre más grande de espacios abiertos de la commonwealth protegerá permanentemente casi el 15% (22,856 acres) de la porción de Virginia. En esta declaración, el Gobernador Northam dijo, "Esta asociación única... permitirá una silvicultura sustentable, mejorará el acceso a la recreación al aire libre, e incrementará la protección al hábitat de vida salvaje y a la calidad del agua." Los proyectos de carbono requieren prácticas forestales sustentables por al menos 100 años.
La promesa de este enfoque ya es evidente en St. Paul, un pueblo al suroeste de Virginia que alguna vez fue el epicentro de la industria del carbón local. A lo largo del siglo pasado, su fortuna subió y bajó con el precio del carbón, y recientes caídas del mercado se han llevado a la ciudad con ella.
En la década de 1990, TNC lanzó su Programa Clinch Valley, que apuntaba a restaurar vías fluviales y bosques alrededor del cercano Clinch River. En el proceso de conservar sus recursos naturales, el pueblo ha comenzado a notar un alza en su vitalidad económica, no gracias al carbón, sino a la recreación.
“The Nature Conservancy siempre ha estado involucrado al margen de todo lo que hemos hecho, y algunas veces, justo en el medio,” dice Lou Wallace, una líder de la comunidad que sirve en la Junta local de Supervisores del Condado Russell. También es la directora fundadora de St. Paul Tomorrow, que busca crear una “economía diversa y creativa” para reemplazar la dependencia hacia el carbón, en parte promoviendo la biodiversidad y el acceso a la naturaleza como un activo genuino de la comunidad.
Signos del éxito de la iniciativa son evidentes en el pueblo. Las compañías de aventuras al aire libre reportan un creciente número de personas haciendo uso del Río Clinch y tierras circundantes para actividades que van desde el kayak, tubing, y paseos en ATV hasta senderismo y pesca. Un guía ha lanzado limpiezas periódicas de ríos. ("La gente solía tirar llantas viejas al río," comenta Wallace. "Ahora, las están sacando.") Un nuevo hotel boutique con restaurante de granja a la mesa abastece a los turistas, mientras que una nueva microcervecería, usando agua del Clinch, está haciendo un buen negocio.
“La gente está comenzando a comprender que podemos vivir en armonía con nuestro ambiente y aún hacer dinero,” comenta Wallace. Ella piensa que TNC tendrá éxito con el Proyecto Forestal Cumberland al grado de que podrá avanzar en ambos objetivos. “Sé que van a ser buenos vecinos y buenos socios, porque lo he aprendido en los últimos 20 años,” dice Wallace. “Si no fuera por su trabajo, algunas cosas que han estado haciendo, no hubiéramos llegado tan lejos como ahora.”
Los empleados de The Conservancy esperan replicar esta fórmula en una escala enorme a través del Proyecto Forestal Cumberland. "El plan tiene elementos que son de escala local, regional y, finalmente, global," dice Brad Kreps, quien dirige el Programa Clinch Valley de TNC en el suroeste de Virginia. Está muy emocionado de ver cuánto crecimiento, tanto económico como ambiental, TNC puede lograr en toda la región de Cumberland Gap. "Esta área es tan rica, tiene todos los ingredientes. Con algo de gestión y pensamiento orientado a la conservación, creo que estaremos sorprendidos con lo que suceda."
Intersección de Biodiversidad
El Proyecto Forestal Cumberland de The Conservancy se ubica en el corazón de los Apalaches centrales, una de las regiones de más riqueza biológica en el este de los Estados Unidos de América. A diferencia del tramo norte de las Montañas de los Apalaches, esta área no fue cubierta por glaciares durante la última era de hielo, lo cual permitió que muchas más especies prosperaran aquí. Como resultado, los Apalaches centrales son ahora hogar de un número extraordinariamente alto de especies de plantas y animales que son encontrados aquí más que en cualquier otro lado. Los 253,000 acres que ahora TNC gestiona aquí son hogar de curiosidades como la curruca de alas doradas, el murciélago de orejas grandes del Norte, múltiples especies de moluscos de agua dulce en peligro de extinción, y peces nativos como los dardos de flecha de Kentucky y Cumberland.
Para el ecologista Mark Anderson, director de ciencia de la conservación de TNC para el este de Estados Unidos de América, el Proyecto Forestal Cumberland representa la culminación de una carrera de investigación. El equipo de TNC en el que trabaja predice que esta área será un refugio instrumental para proteger la biodiversidad a medida que el clima cambia. Estudian cómo las especies se mueven en respuesta a las alteraciones de su ambiente.
“El clima está cambiando, lo que significa que los regímenes de temperatura y humedad están cambiando,” comenta Anderson. “Como respuesta, nuestras poblaciones de árboles se están moviendo lentamente de donde están ahora a donde probablemente estarán en el futuro.” Estas montañas que van de norte a sur ofrecen un amplio rango de microclimas, algunos de los cuales pueden actuar como hábitats adecuados para especies de plantas adaptadas a condiciones más húmedas o frías, lo que les permite repoblar más al norte o más arriba en elevación a medida que aumentan las temperaturas.
Y cuando la vegetación cambia, las especies animales cambian con ella, comenta Anderson. "Así que realmente estamos teniendo una transición de la naturaleza en el paisaje". Es por eso que conectar grandes extensiones de tierra protegida será crucial para preservar la biodiversidad en cara del cambio climático. Aún más importante, acorde a las últimas investigaciones de Anderson, protegiendo áreas críticas se conectan hábitats clave. "Los modelos muestran al área de Cumberland como uno de los vínculos más importantes", dice él. "Descubrimos que hay relativamente un gran número de especies que se mueven en un área relativamente pequeña."
Estudios han encontrado que variedades de plantas y animales ya están cambiando en respuesta al aumento de las temperaturas y cambios en la humedad. Por ejemplo, la variedad de los árboles hophornbeam del este han cambiado 25 millas al norte y 48 al oeste a medida que el Medio Oeste se ha convertido más húmedo y cálido en los últimos 40 años. La gama de árboles musclewood se ha movido al norte a un ritmo de casi 6 millas por década. Y al moverse los árboles, también los animales.
El siguiente paso, dice Anderson, será estudiar los resultados de este Proyecto Forestal Cumberland. Tomará años para ver qué tan bien la compra protege las tierras para especies que se mueven en respuesta a un clima cambiante, pero confía en que lo que se aprenda aquí proporcionará una base para nuevos proyectos de protección en cualquier lugar. "Lo que hace emocionante al proyecto es que eleva nuestra conservación a un nuevo nivel," dice él, un nivel al cual TNC puede incluir resiliencia al cambio climático como un factor en nuestra toma de decisiones sobre qué tierra proteger. "Y creemos que se convertirá en un modelo para otros proyectos en todo Estados Unidos de América", comenta Anderson.
La Compra
Mientras que los acuerdos sobre tierras fueron completados este año, el Proyecto Forestal Cumberland a llevado mucho tiempo en su desarrollo. En el 2007, TNC y las agencias estatales de Tennessee han colaborado para establecer los 140,000 acres del Área de Manejo de Vida Silvestre North Cumberland. La reintroducción del alce allí y en las cercanías de Kentucky (dirigido por los estados y sus socios) han restablecido algunas de las más grandes poblaciones de alces en el este del Mississippi.
Habiendo logrado eso, el personal de TNC en los Apalaches Centrales comenzó a mirar una propiedad vecina justo al norte (el tramo Ataya de 100,000 acres) para crear un corredor aún más largo de tierra protegida y expandirse a las tierras estatales y federales ya protegidas en el área. "El Ataya se convirtió como en el Santo Grial para nosotros," dice Gabby Lynch, director de protección para TNC en Tennessee. "Siempre supimos sobre esta propiedad, pero nunca nos pudimos imaginar siendo capaces de pagarla." En Virginia, el personal de TNC tuvo ideas similares acerca de los 153,000 acres de tierra forestal y minera. "No podíamos soñar en cómo obtener el dinero," dice Brad Kreps, director de TNC en el área del Clinch River Valley, es decir, hasta que el proyecto descubrió una solución a través de la inversión de impacto.
Desde el 2014, TNC ha recurrido a la inversión de impacto con su equipo NatureVest, quien trabaja con inversionistas para poner dinero en proyectos de conservación con la meta de lograr la conservación y un retorno financiero, para ayudar a abordar grandes tratos cuando hay una oportunidad de negocios para la conservación. El Proyecto Forestal Cumberland, el cual suma $130 millones USD por 253,000 acres y 2 millones de toneladas de compensaciones de carbono, es la transacción de tierra más grande que TNC ha manejado usando fondos de inversionistas de impacto.
"Es uno de esos proyectos que probablemente puedas ver desde el espacio," comenta Tom Hodgman, subdirector gerente de TNC para inversiones forestales. "Es un punto de inflexión cuando puedes pagar por tanta conservación usando capital de inversión." Puso el primer pie en la propiedad Ataya en 2013, y en conjunto con el equipo de los Apalaches Centrales de TNC, ha estado trabajando en el Proyecto Forestal Cumberland desde entonces.
El terreno ahora es propiedad de un fondo de inversión de impacto y será administrado por TNC hasta su venta en unos 10 años. El proyecto tiene la intención de poner nuevas servidumbres y convenios en tanta tierra como sea posible para garantizar que los próximos dueños continúen manteniendo la biodiversidad de la tierra y gestionen sus bosques de una manera sustentable.
Otra diferencia fundamental que separa este trato de una compra tradicional de tierra de conservación es que los financiadores (inversionistas de impacto) esperan obtener un retorno de su dinero. Eso significa, que aparte de proteger la biodiversidad, la compra también necesitará generar ganancias. La expectativa es utilizar la extracción sustentable de madera junto con otras medidas que mejorarán la salud de los bosques. La silvicultura sustentable también ayudará a generar créditos en el mercado del Carbono de América del Norte que se puedan vender a empresas que buscan compensar sus emisiones.
Otras oportunidad de ingresos incluyen la venta de arrendamientos y licencias de recreación, caza y pesca. Pero algunas de las posibilidades más interesantes para generar fondos incluyen la reutilización de antiguos sitios mineros. Dado que la tierra ha sido nivelada en algunas antiguas áreas mineras, dice Kreps, "una de las cosas que nos intrigan es su potencial (desarrollo de energía) solar." Y sí, nadie pierde la ironía de construir granjas de energía renovable en una antigua mina de carbón.
La Visión de The Conservation
Las tierras del Proyecto Forestal Cumberland cubren casi 400 millas cuadradas (casi del tamaño del Parque Nacional Rocky Mountain en Colorado) pero eso solo insinúa el potencial alcance del impacto de este proyecto. Las tierras recientemente compradas también están rodeadas por (y en muchos lugares conectados a) bosques estatales y federales, parques y otras reservas, estableciendo un verdadero refugio regional para la conservación.
Este proyecto representa una rara oportunidad para proteger uno de los ecosistemas más diversos en los Estados Unidos de América. Esa es una consideración que guía el trabajo diario de Stuart Hale, gerente forestal de TNC en los Apalaches Centrales. Últimamente, ha pasado mucho tiempo planeando cómo restaurar los bosques a través de prácticas de gestión activa, como la tala sustentable de árboles. Eso significa hacer un balance de las áreas que podrían beneficiarse por los tratamientos de gestión forestal, y cuáles podrían dejarse solos para generar ingresos por créditos de carbono.
"Históricamente, tenía dos activos: la tierra misma y la madera creciendo en ella. Ahora, somos capaces de agregar una clase de activo adicional: carbono, y el carbono está comenzado a jugar un rol más grande," comenta Hale. Y aún después de años de tala y extracción, dice él, "la ciencia indica que seremos capaces recuperar un buen bosque en estos sitios."
Hale dice que administraciones pasadas y condiciones cambiantes han resultado en bosques distintos a aquellos históricamente presentes aquí. Con el tiempo, especies como los arces y los álamos expandieron su presencia, robando recursos a especies más deseables como los robles que dan nueces. Los esfuerzos futuros de gestión forestal se centrarán en la cosecha de árboles menos deseables y la restauración de la biodiversidad a los bosques. "Cuando tenemos una buena mezcla de árboles, los bosques soportan más vida salvaje y son más resilientes a las perturbaciones y a los riesgos del cambio climático," comenta Hale.
Además de mejorar el bosque, TNC busca probar que la conservación puede reactivar la economía local. La gestión forestal, la restauración y el posible desarrollo de energía solar requerirá ayuda de la fuerza laboral local. Y abrir las tierras a la recreación ayudará a atraer más visitantes a la región Cumberland.
Todas las regalías mineras heredadas con la tierra se dispersarán completamente entre las áreas sin fines de lucro que apoyan la conservación y el desarrollo económico basado en la naturaleza. Dado que TNC no posee los derechos mineros sobre las propiedades (y está sujeto a acuerdos hechos por anteriores dueños) la organización no puede controlar la extracción que sucede en algunos sitios. Pero el plan garantiza que cada centavo recibido de las regalías mineras se reinvierta en las comunidades locales.
Las posibilidades inherentes al proyecto vienen con el peso de la responsabilidad de llevarlo a cabo. "Es una victoria gigantesca para la conservación, sin embargo, a la vez lo estamos haciendo en el corazón de una de las partes del país con mayor dificultad económica," menciona Lynch. "Queremos descifrar cómo podemos [en realidad] administrar estas propiedades de una manera que genere retornos positivos a través de este modelo de inversión y cree valor para las comunidades que están en busca de un futuro que incluya una economía más diversa y sustentable."