Mejora de las capacidades locales para la gobernanza inclusiva y la gestión sostenible de los bosques mayas
El corredor biocultural y de desarrollo sostenible Zunil - Atitlán - Balam Juyu' en el altiplano guatemalteco es una franja continua de bosque, importante por los servicios ecosistémicos que proporcionan a la población y por su biodiversidad, (alberga más de 150 especies endémicas y en peligro de extinción). También es el hogar ancestral de varias comunidades mayas (tz'utujil, kaqchikel y k'iche') muy afectadas por la pobreza y la inseguridad alimentaria y que basan su subsistencia en los bienes y servicios que les proporciona el bosque.
A pesar de su importancia ecológica, social y cultural, estos bosques se están perdiendo a un ritmo alarmante; amenazados por los incendios forestales, agravados por las prolongadas estaciones secas debidas al cambio climático. Estas condiciones se ven exacerbadas por la incapacidad del gobierno para proporcionar las condiciones socioeconómicas y la asistencia técnica necesarias para promover la conservación, el acceso a oportunidades de subsistencia ecológicamente sostenibles y la gobernanza participativa que garantice la aceptación de las partes interesadas pertinentes.
El Gobierno del Reino Unido, a través de la Iniciativa Darwin, y con el apoyo de The Nature Conservancy (TNC) Guatemala, busca mejorar la gestión integrada del paisaje para reducir la pobreza y la desigualdad social en las comunidades indígenas rurales a través de un proyecto de conservación y uso sostenible de la biodiversidad. El proyecto contribuye a detener la pérdida de megadiversidad en los bosques montanos, de pino-encino y latifoliados del Corredor Biocultural Zunil-Atitlán-Balam Juyú (ZABC) causada por los incendios forestales, las prácticas agrícolas inadecuadas y la tala ilegal.
Utilizando un enfoque de gestión integrada del paisaje, el proyecto fortalece las capacidades de gestión de las instituciones estatales, los gobiernos locales y las comunidades indígenas; genera conocimientos sobre la biodiversidad local; mejora la coordinación interinstitucional y la capacidad de gestión adaptativa de los incendios; y fortalece las cooperativas indígenas que proporcionan medios de vida mejorados para la reducción de la pobreza rural a través de las mejores prácticas en el cultivo de café bajo sombra, la apicultura y la gestión forestal sostenible de las industrias locales.
Durante el primer año, la Asociación Vivamos Mejor, el socio ejecutor ubicado en Sololá, colaboró estrechamente con las oficinas regionales del gobierno, incluidos el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y el Instituto Nacional de Bosques (INAB), para fortalecer la Mesa Regional de Apoyo a las Áreas de Conservación (MRAC). El objetivo es ayudar en todas las fases de la planificación del área de conservación y el establecimiento de nuevas áreas protegidas, así como coordinar los esfuerzos de gestión integrada de incendios.
Esta mesa redonda incluye a la mayoría de las partes interesadas del corredor y a los gestores de las áreas de conservación de Sololá y Chimaltenango. Con el apoyo del proyecto, se espera que la MRAC, o una comisión dentro de ella, sirva como plataforma intersectorial que pueda liderar la planificación y gestión del corredor. En la última reunión de la MRAC promovida por el proyecto participaron representantes de dos instituciones del gobierno central: CONAP y AMSCLAE (Autoridad para el Manejo Sostenible de la Cuenca de Atitlán), 11 municipios, 5 representantes de las Reservas Naturales Privadas, 5 representantes de la Asociación de Reservas Naturales Privadas (ARNPG), una autoridad indígena que gestiona un área de conservación, una universidad que gestiona dos áreas de conservación y 4 organizaciones no gubernamentales. En cuanto al desarrollo de capacidades, para el próximo año están previstos talleres con los miembros de la mesa y las unidades municipales de igualdad de género.
A través de esta participación activa en la CASR, el proyecto también se relacionó con representantes de municipalidades que supervisan Parques Municipales Regionales, administradores de Reservas Naturales Privadas y actores de instituciones como la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca de Atitlán (AMSCLAE), ONG como la Asociación de Reservas Naturales Privadas (ARNPG) y otros proyectos de conservación que operan en la región.
Otro objetivo importante del proyecto es estabilizar el ritmo de pérdida de ecosistemas clave debido a los incendios forestales en la ZABC. Se ha iniciado el proceso de planificación de la Estrategia Integrada de Manejo del Fuego (EIMF) trabajando de la mano con el Instituto Nacional de Bosques (INAB). Se ha comenzado con la revisión y análisis de conjuntos de datos históricos de incendios forestales que abarcan más de una década para establecer la línea base. Esta estrategia se alineará con el proceso de planeación de la actualización de la ZABC y también se llevarán a cabo actividades como capacitación, equipamiento de bomberos y actividades de prevención de incendios.
El proyecto también colabora con siete municipios y sus equipos ambientales de Santa Clara La Laguna, Santa María Visitación, San Pablo La Laguna, San Marcos La Laguna, Santiago Atitlán, San Lucas Tolimán y Sololá. Esta colaboración ha sido fundamental para el proyecto, para apoyar en las actividades de gobernanza, planificación de la conservación, restauración y renovación cafetalera.
En cuanto al resto de actividades de planificación de la conservación, se están llevando a cabo talleres para actualizar los planes de gestión de tres de las cuatro áreas de conservación planificadas. Ya se ha actualizado la información geográfica, social, económica y ambiental para el Parque Municipal Regional Chuiraxamoló y el Área de Conservación Iquitiú con la participación de los municipios gestores y los actores relevantes para cada área. Los trabajos de actualización de los planes de gestión de las cuatro áreas de conservación continuarán a lo largo del próximo año.
Todos estos esfuerzos de fortalecimiento institucional y comunitario buscan lograr la participación inclusiva y la gobernanza de los recursos naturales de la zona por parte de sus habitantes, lo que permitirá una gestión sostenible en el tiempo para reducir los incendios, restaurar la conectividad biológica de la zona y mejorar su economía a través de la conservación y uso de la biodiversidad.