Fondo de Agua de Lima
Protegemos las fuentes de agua para asegurar las contribuciones de la naturaleza al bienestar humano
El agua es esencial para la vida en el planeta. También es crucial para el desarrollo económico y social. La creciente demanda de agua y la terrible inconsistencia entre su disponibilidad y calidad debido al cambio climático y la degradación de las áreas naturales son apenas algunas de las amenazas a la seguridad hídrica.
El consumo global de agua se duplica cada veinte años, y para 2025 al menos dos terceras partes de la población global vivirán muy probablemente en áreas con estrés hídrico. Las ciudades son las que sufren un mayor riesgo: en la actualidad, una de cada cuatro está bajo estrés hídrico.
The Nature Conservancy (TNC) ha emprendido una ambiciosa iniciativa que se apoya en la naturaleza para asegurar la provisión de agua limpia para las ciudades latinoamericanas que enfrentan un mayor riesgo. El proyecto está basado en Fondos de Agua, mecanismos financieros innovadores que vinculan inversiones públicas y privadas para ayudar a proteger y restaurar los bosques y ecosistemas en la parte alta de las cuencas para proveer a las ciudades y economías río abajo. Hasta cien millones de latinoamericanos se beneficiarán antes de 2025. TNC tiene tres fondos de agua en Perú, en distintas etapas de desarrollo, en las ciudades que enfrentan un mayor riesgo: Lima, Piura y Cusco.
El fondo de agua de Lima
La naturaleza ofrece increíbles beneficios a nuestras comunidades. Las sabanas inundables cercanas a los ríos ofrecen suelos ricos en nutrientes para la agricultura; nuestros bosques absorben carbón, limpian nuestro aire y filtran nuestra agua, y los humedales costeros pueden proteger a las ciudades de las inundaciones durante las tormentas. La idea de que la naturaleza puede ayudar a asegurar y proteger el agua de las mayores ciudades se hace cada vez más presente, y muchos gobiernos están empezando a adoptarla. El gobierno de Perú ha hecho justamente eso y ha aprobado dos piezas legislativas que establecen un mecanismo innovador y autosuficiente para financiar la protección de las fuentes de agua a través del país.
La Ley de Modernización de los Servicios de Saneamiento, de 2013, impulsada por el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, estableció un mecanismo de compensación ambiental vinculado con el manejo de cuencas y su ordenamiento. Luego, en 2014, el Ministerio del Ambiente abrió el camino para una ley de compensación de servicios ambientales y promovió la participación de los sectores público y privado en la conservación de dichos beneficios de la naturaleza.
Con el nuevo marco regulatorio, The Nature Conservancy pudo trabajar con la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento (SUNASS) para desarrollar una nueva estructura tarifaria que incluyera criterios ambientales. La nueva estructura fue aprobada por el organismo de agua de la ciudad de Lima (SEDAPAL) en 2015, y requirió de los organismos de agua que invirtieran en servicios ambientales, infraestructura verde y adaptación al cambio climático. Adicionalmente, el nuevo marco creó un fondo de reserva del uno por ciento de los ingresos para invertir en infraestructura natural, y más de 3.5 por ciento para invertir en adaptación al cambio climático. Durante los siguientes cinco años, la estructura tarifaria tiene el potencial de dirigir unos 25 millones de dólares a la infraestructura natural.
Estos pasos ayudarán a Aquafondo, el Fondo de Agua creado para proteger el abasto de agua de Lima, a jugar un rol clave. Lima es la mayor ciudad del Perú, y es la capital del país. La ciudad recibe solamente 9 milímetros de lluvia cada año y la escasez de agua es una de las condiciones ambientales determinantes del crecimiento de la ciudad durante su historia. Proteger el agua y asegurar su provisión a una población de cerca de diez millones de personas es extremadamente importante para la quinta ciudad más grande de las Américas.
TNC diseñará un plan de conservación con un alto impacto hidrológico para asegurar que los fondos se destinan a los proyectos de infraestructura natural más eficientes y efectivos, y a cultivar alianzas de largo plazo con las comunidades que tienen una influencia directa en las áreas de conservación.