Latinoamérica, clave para la conservación de los ecosistemas de agua dulce del mundo
El agua integra nuestro trabajo, recorriendo el continente, y creando olas hasta el océano y sus ecosistemas.
Desde los cenotes subterráneos de la Selva Maya, pasando por la cuenca del río Orinoco y su travesía por las sabanas neotropicales de Colombia y Venezuela, la región de la Amazonía que alberga la cuenca más grande y biodiversa del mundo, o el icónico bosque semi árido del sur del continente, en el Gran Chao: el agua nos conecta.
El agua es nuestro mayor conector fluyendo por los ríos, lagos, humedales y acuíferos que hacen de Latinoamérica una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, va conectando los paisajes, a las especies y a las personas, a través de fronteras nacionales, entre sectores, comunidades y economías. No existe ningún recurso tan transversal, sistémico, inspirador, unificador y vital como el agua.
En TNC, estamos aprovechando nuestra sólida experiencia en el uso y la conservación del agua dulce, para construir conexiones. Como región, nos hemos comprometido a contribuir con al menos 40% del objetivo global de agua dulce de TNC a 2030, esto se traduce en conservar 400.000 kilómetros de ríos y arroyos saludables, 12 millones de hectáreas de humedales, y 4 millones de personas beneficiadas directamente de ecosistemas de agua dulce saludables.
Con más de 40 años de experiencia en Latinoamérica, nuestro trabajo es reconocido a nivel global y regional, y como una organización confiable, líder en la protección del agua dulce y en una gestión del paisaje que aporte a los objetivos de biodiversidad, agua dulce y a medios de vida comunitarios resilientes.
Tenemos experiencia en el trabajo con comunidades locales, nos hemos posicionado como una de las organizaciones más importantes que apoyan las áreas protegidas y el fortalecimiento de capacidades, y fuimos los promotores de la creación del primer Fondo de Agua, en el año 2000 en Ecuador, una estrategia que en la actualidad cuenta con más de 26 Fondos de Agua en operación en Latinoamérica.
Metas 2030
-
400.000
kilómetros de ríos y arroyos saludables
-
12
millones hectáreas de humedales y lagos saludables
-
4
millones de personas beneficiadas directamente de ecosistema
En TNC venimos trabajando en la cuenca más biodiversa del mundo de la mano de las comunidades indígenas y locales, con un enfoque colaborativo y transfronterizo en: Colombia, Ecuador, Perú y Brasil, en los ríos Caquetá, Napo, Marañón, Ucayali, las subcuencas prioritarias de Tapajós, Araguaia y Xingú, respectivamente. Nuestro objetivo: conservar la red de ríos que fluyen libremente por esta cuenca, y su conexión con llanuras aluviales y humedales saludables.
En esta importante cuenca, nuestro trabajo de conservación está centrado en:
Metas 2030
-
150.000
kilómetros de ríos y arroyos saludables
-
6
millones hectáreas de humedales y lagos saludables
-
1
millón de personas beneficiadas directamente de ecosistemas
Quote: Wider Guaramag
Debido a sus suelos fértiles, en las últimas dos décadas 25% del Gran Chaco argentino ha sido transformado para el desarrollo de prácticas de agricultura y ganadería extensiva. Zonas de bosque, humedales y pastos nativos han sido reemplazadas por cultivos de soya, caña de azúcar, y algodón, entre otros. A esto se le suman las fluctuaciones del clima que han agudizado los efectos de la rápida deforestación, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad en la región.
En este contexto, los ecosistemas de agua dulce enfrentan diversas presiones que alteran su estructura y funcionalidad. Desde TNC venimos trabajando para asegurar la protección de estos cruciales ecosistemas de agua dulce, y abordar eficazmente los desafíos que enfrentan las comunidades.
Metas 2030
Durante décadas, las llanuras de la Orinoquia permanecieron conservadas como resultado del prolongado conflicto armado de Colombia, que disuadió la transformación de las sabanas. Sin embargo, tras la firma del Acuerdo de Paz de 2016, la región se ha vuelto cada vez más atractiva para la agricultura a gran escala, y las industrias madereras, de petróleo, gas y los proyectos hidroeléctricos. Nuestra ciencia muestra que si la expansión agrícola persiste al ritmo actual, podría haber una reducción del 40% de la disponibilidad del agua en menos de 20 años.
Equilibrar el recurso hídrico, el uso del suelo y la producción de alimentos y energía con la preservación de la biodiversidad y el patrimonio cultural llanero requiere de un enfoque integral, y desde TNC venimos aportando con conocimiento y experiencia para dar forma a un futuro sostenible.
Metas 2030
-
4.080
kilómetros de ríos protegidos
-
917.50
hectáreas de lagos y humedales saludables
-
19.700
personas beneficiadas con SbN para la adaptación
-
1110890
hectáreas de sabanas neotropicales protegidas
-
864.000
tCO2eq/año mitigados a través de Soluciones Naturales al Cl
La icónica Selva Maya se extiende por México, Guatemala y Belice y abarca una amplia diversidad de ecosistemas de agua dulce, que la hacen la de mayor disponibilidad de este recurso en Mesoamérica. Rica en ríos, ecosistemas ribereños, y humedales; también alberga ecosistemas de agua subterránea como los cenotes y es hogar de 31 sitios Ramsar. Los ecosistemas de agua dulce de la región no solo contribuyen a su belleza, sino también son los encargados de proveer de agua y otros servicios ecosistémicos esenciales a más de 11 millones de personas en los tres países.
Un lugar en el que el agua dulce, los bosques y la Gran Barrera Coral dejan en evidencia la necesidad de una visión sistémica en la que las cuencas saludables están íntimamente ligadas a la conservación de la vida en el océano.
Nuestras estrategias de conservación priorizadas:
Metas 2030
-
15.895
kilómetros de ríos y arroyos saludables
-
958.475
hectáreas de humedales y lagos saludables
-
1.8
millones de personas beneficiadas directamente de ecosistema
Pese a que la región cuenta con más de un tercio de los recursos hídricos del mundo, alberga una notable biodiversidad ecosistemas de agua dulce y posee algunos de los sistemas fluviales más grandes en el mundo, también afronta numerosos retos: 25% de la población aún no cuenta con un sistema de agua potable, 66% carece de servicio de saneamiento y 54% de las aguas residuales de los hogares no se trata de manera segura. A esto hay que sumarle que el 74% del total de la extracción de agua agrícola tiene lugar en Latinoamérica, siendo la agricultura el sector económico con mayor demanda de este recurso vital.
La degradación de las cuencas por el vertimiento de desechos no tratados provenientes de la industria, la minería y la agricultura inadecuada; el aumento cada vez más vertiginoso de la demanda de agua; la alteración de los ríos que fluyen libremente debido a las represas; la deforestación; la destrucción de hábitat y la sobrepesca; las especies invasoras: y en general la contaminación y el cambio climático plantean amenazas adicionales y significativas para la biodiversidad del agua dulce en Latinoamérica y el mundo.
Metas 2030
-
4
millones de km de arroyos y ríos
-
4,6
millones hectáreas de lagos
-
185,5
millones hectáreas de humedales.
-
86
ecorregiones acuáticas con la más alta biodiversidad acuátic
-
6.500
especies de peces de agua dulce